Tumblr Mouse Cursors

martes, 23 de febrero de 2016

Cotidiano.

Estábamos tumbados, semi desnudos, con algo de fondo a lo que no le prestaba mucha atención, cuando de pronto se giró sobre sí mismo y se incorporó, me miró fijamente. Tenía el pelo alborotado y no pude evitar fijarme en sus ojos marrón intenso y en la ficticia expresión de preocupación de su rostro. No pude resistirlo, me mordí el labio, fingí la misma preocupación, abrí mucho la boca y grité - ¿¡Qué pasa!? 
- Tenemos un enorme problema... - Seguía aparentando estar preocupado y no pude evitar poner cara de "cuéntame más". - Voy en serio, tenemos un problema tan grande como el Titanic, y tú estás aquí, tan tranquila.
- Bueno, tiene solución, cuéntame qué ocurre e intentaremos ponerle solución.
- Ya es demasiado tarde. - Y por un momento me hizo dudar. Bajó la mirada hacia sus manos, seguí su mirada y me embobé mirando esas manos. - No podemos hacer nada...
- Estás empezando a preocuparme y sabes que eso me da mucha mala leche, por favor, dispara si no quieres despertar a la bestia. - Dije mientras hacia el típico gesto de la pistolita con las manos.
- Eres insoportable. - Le salió de la boca con demasiada ternura, mientras me dedicaba una de sus irresistibles sonrisas en las que se le achinaban los ojos.- Estaba aquí, tan tranquilo, a punto de dormirme acariciándote la barriga, y he llegado a la conclusión de que estoy realmente jodido.- Hizo una pausa y captó todo mi interés, yo también me incorporé y me quedé mirándole a los ojos fijamente, ya no necesitaba fingir interés ni preocupación. - Estoy jodido porque me vuelven loco tus defectos, todas tus manías han pasado a ser para mí una puta alegría. - Abrí mucho los ojos, pero en realidad quería esconderme en cualquier sitio. Creo que estuve a punto de tirarme al suelo y meterme debajo de la cama solo para que se callase. - Me encanta cuando te abrazas a mí y sé que no tardarás más de diez  minutos en quedarte dormida y al final acabo viendo la película yo solo, también me encanta cuando te enfadas porque llego media hora antes y acabas de salir de la ducha, o cuando conduzco demasiado deprisa y acabas regañándome y no hablándome durante un rato. - Me eché en su hombro para evitar que viese mi cara de idiota y empezó a acariciarme el pelo como hizo en nuestra segunda cita. - Me vuelve loco como te levantas por las mañanas maullando y metiéndome el dedo en los ojos, como lloras de risa cuando te hago cosquillas o como te tapas la cara cuando te estoy bajando las bragas, 
- Por favor, para... Quiero que la tierra me trague ahora mismo. Eres odioso. 
- Me fascina como a pesar de estar de mal humor, no dejas de sonreír, como siempre tienes palabras bonitas para los demás y lo buena que eres conmigo. Y como de repente no te apetece el contacto físico con nadie, te encierras en tus libros y pasas horas sin decir ni mú. Y ni qué decir de lo pesada que te pones cuando te gusta algo, descubres una nueva canción o te da por seguir a un nuevo youtuber, al que tú consideras gracioso pero que yo no le encuentro ni pizca de gracia.
- Eh, que tú haces lo mismo con tu música querido, no te vengas arriba. 
- Si, tienes razón, también me encantas cuando te metes en el papel de fan loca. - Sonrió. - Pero tú también estás jodida.
- Oh, vaya. ¿Cómo es eso?
- Estás jodida porque eres mía, Tatiana, y yo te gusto casi lo mismo que me gustas tú a mí.
- No, cielo... Tú me gustas mucho más. Yo caí a tus pies en el momento en el que me dijiste que te gustaban los gatos, desde ese momento lo tienes todo hecho conmigo. Tus encantos no tienen nada que hacer conmigo, no tienen ningún efecto sobre mí. - Miré al techo, sin poder evitar sonreír. Y se abalanzó sobre mí. Empezó a darme besos por los mofletes, la nariz, la barbilla y acabó mordiéndome el cuello. - Así que no tengo ningún efecto... ¿eh? - Eché mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos. 
- Contéstame, ¿no tendría ningún efecto en ti que parase ahora mismo? - Lo miré con cara de corderito y no hizo falta que le pusiera palabras a todo aquello. - Pídemelo, pídeme que no pare. 
- No pares...
- ¿Y que más? - Insistió.
- No pares, por favor...

No hay comentarios:

Publicar un comentario