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sábado, 27 de febrero de 2016

Ella.

A ella...
Le gusta el color negro, los perros blancos, los chicos rubios y altos,
le gusta la autenticidad,
la gente real,
y que le digas la verdad.
Le gusta la pizza, el queso y a veces la soledad.
Le gusta soñar, crear, imaginar, colorear,
le gusta la música alta, 
y los abrazos fuertes.
Ama el chocolate negro,
el vino y el maquillaje.
A ella le gusta mirar a la vida de frente,
aunque a veces se siente pequeña,
le gusta recordar, y a veces quiere volver atrás.

Ella sigue creciendo y estudia inglés.
Le gustan las personas fieles,
los libros, el baloncesto y las manos bonitas.
Ella se pinta los labios cada día de un color diferente, 
viste camisetas con mensajes,
sonríe a bebés desconocidos
y colecciona muñecos cabezones.

Ella a veces se siente perdida, 
pero siempre encuentra un lugar prioritario
en la vida de los que la rodean.
Ella llora muchas noches,
pero siempre tiene una sonrisa para ti. Para él, y para la vida.

Podría escribir una enciclopedia, o casi, de lo que a ella le gusta (aunque creo que tendría mucha más facilidad para escribir sobre aquello que no le gusta), también podría quedarme embobada mirándola cada vez que sonríe, cada vez que lo logra, cada vez que sigue intentándolo y al final lo consigue. Podría escribir sobre por qué la admiro, por qué a veces solo me apetece abrazarla y protegerla del mundo, podría hablar también sobre todo las palabras bonitas que ella hace que a los demás les nazcan cuando hablan sobre ella y no tiene ni idea. Podría decir también que es un ejemplo constante de calidad humana, que tiene un corazón que no le cabe en el pecho y un cerebro tremendamente atractivo. Podría hablar de las sonrisas que me saca, de las carcajadas que hemos compartido, de las lágrimas que nos hemos secado. También podría contar todas las veces que nos hemos enfadado, que hemos aprendido de la otra y que hemos dado un puñetazo en la mesa juntas a modo de ultimátum. Podría presentar un mural con todas nuestras fotografías con los ojos cerrados. Podría seguir escribiendo sobre ella, seguir obviando que sé que a veces no estoy lo suficientemente cerca o seguir reconociendo que eres de esas pocas personas a las que puedo llamar amiga sin titubear... Pero pocas cosas estarían a la altura de lo que dos letras para mí significan, pocas cosas serían tan bonitas como tú.


Gracias por ponerte en mi camino, por avanzar y crecer conmigo, por ser una luchadora, por ser fascinante y por compartir un pedazo de tu vida conmigo.



Feliz cumpleaños, Eu 






martes, 23 de febrero de 2016

Cotidiano.

Estábamos tumbados, semi desnudos, con algo de fondo a lo que no le prestaba mucha atención, cuando de pronto se giró sobre sí mismo y se incorporó, me miró fijamente. Tenía el pelo alborotado y no pude evitar fijarme en sus ojos marrón intenso y en la ficticia expresión de preocupación de su rostro. No pude resistirlo, me mordí el labio, fingí la misma preocupación, abrí mucho la boca y grité - ¿¡Qué pasa!? 
- Tenemos un enorme problema... - Seguía aparentando estar preocupado y no pude evitar poner cara de "cuéntame más". - Voy en serio, tenemos un problema tan grande como el Titanic, y tú estás aquí, tan tranquila.
- Bueno, tiene solución, cuéntame qué ocurre e intentaremos ponerle solución.
- Ya es demasiado tarde. - Y por un momento me hizo dudar. Bajó la mirada hacia sus manos, seguí su mirada y me embobé mirando esas manos. - No podemos hacer nada...
- Estás empezando a preocuparme y sabes que eso me da mucha mala leche, por favor, dispara si no quieres despertar a la bestia. - Dije mientras hacia el típico gesto de la pistolita con las manos.
- Eres insoportable. - Le salió de la boca con demasiada ternura, mientras me dedicaba una de sus irresistibles sonrisas en las que se le achinaban los ojos.- Estaba aquí, tan tranquilo, a punto de dormirme acariciándote la barriga, y he llegado a la conclusión de que estoy realmente jodido.- Hizo una pausa y captó todo mi interés, yo también me incorporé y me quedé mirándole a los ojos fijamente, ya no necesitaba fingir interés ni preocupación. - Estoy jodido porque me vuelven loco tus defectos, todas tus manías han pasado a ser para mí una puta alegría. - Abrí mucho los ojos, pero en realidad quería esconderme en cualquier sitio. Creo que estuve a punto de tirarme al suelo y meterme debajo de la cama solo para que se callase. - Me encanta cuando te abrazas a mí y sé que no tardarás más de diez  minutos en quedarte dormida y al final acabo viendo la película yo solo, también me encanta cuando te enfadas porque llego media hora antes y acabas de salir de la ducha, o cuando conduzco demasiado deprisa y acabas regañándome y no hablándome durante un rato. - Me eché en su hombro para evitar que viese mi cara de idiota y empezó a acariciarme el pelo como hizo en nuestra segunda cita. - Me vuelve loco como te levantas por las mañanas maullando y metiéndome el dedo en los ojos, como lloras de risa cuando te hago cosquillas o como te tapas la cara cuando te estoy bajando las bragas, 
- Por favor, para... Quiero que la tierra me trague ahora mismo. Eres odioso. 
- Me fascina como a pesar de estar de mal humor, no dejas de sonreír, como siempre tienes palabras bonitas para los demás y lo buena que eres conmigo. Y como de repente no te apetece el contacto físico con nadie, te encierras en tus libros y pasas horas sin decir ni mú. Y ni qué decir de lo pesada que te pones cuando te gusta algo, descubres una nueva canción o te da por seguir a un nuevo youtuber, al que tú consideras gracioso pero que yo no le encuentro ni pizca de gracia.
- Eh, que tú haces lo mismo con tu música querido, no te vengas arriba. 
- Si, tienes razón, también me encantas cuando te metes en el papel de fan loca. - Sonrió. - Pero tú también estás jodida.
- Oh, vaya. ¿Cómo es eso?
- Estás jodida porque eres mía, Tatiana, y yo te gusto casi lo mismo que me gustas tú a mí.
- No, cielo... Tú me gustas mucho más. Yo caí a tus pies en el momento en el que me dijiste que te gustaban los gatos, desde ese momento lo tienes todo hecho conmigo. Tus encantos no tienen nada que hacer conmigo, no tienen ningún efecto sobre mí. - Miré al techo, sin poder evitar sonreír. Y se abalanzó sobre mí. Empezó a darme besos por los mofletes, la nariz, la barbilla y acabó mordiéndome el cuello. - Así que no tengo ningún efecto... ¿eh? - Eché mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos. 
- Contéstame, ¿no tendría ningún efecto en ti que parase ahora mismo? - Lo miré con cara de corderito y no hizo falta que le pusiera palabras a todo aquello. - Pídemelo, pídeme que no pare. 
- No pares...
- ¿Y que más? - Insistió.
- No pares, por favor...

lunes, 22 de febrero de 2016

Domingo.

Hoy es un domingo cualquiera, excepto por...
Es casi medio día y escucho a los vecinos reír, cantar, gritar... ¿Se estarán vengando por la noche que les hice pasar? Vuelvo a cerrar los ojos. Son las dos de la tarde. Demasiado tiempo en la cama. Muchas cosas que pensar, demasiadas decisiones que tomar. ¿Será este otro puñetazo en la mesa? ¿Será el definitivo? Me levanto, me vuelvo a tumbar. Intento cerrar los ojos. Resaca. Me duele la cabeza, me sobra ropa, y ahora me falta, me la vuelvo a poner. Tengo hambre. No quiero comer. ¿Qué hago? Actitud positiva. Estoy hasta el coño de lecciones de moral. Me quejo. Sonrío. Debo hacer algo diferente. Reordeno en mi cabeza todo aquello que quiero hacer. Busco recetas de comida sana. Me vuelvo a tumbar. Cierro los ojos y duermo. Me despierta un mensaje suyo. Yo también te echo de menos. Vuelvo a pensar en todo aquello que quiero hacer. ¿Qué hago con todo aquello que no estoy haciendo? Me arrepiento de haber mantenido demasiado tiempo en mi vida a gente estúpida. Doy una vuelta en la cama. Me falta él, o algo parecido. Demasiado lejos. Otra vuelta. Vuelvo a pensar en demasiadas cosas. Llego a la conclusión de que soy asquerosamente feliz. Me encanta mi vida. ¿Lo estoy haciendo bien? Venga, joder, sabes que lo puedes hacer mejor. Siento vértigo, ¿serán nauseas? Demasiado alcohol barato. Mierda, estoy echando de menos. Me tumbo. No quiero comer. Pongo algo de fondo, duermo. He soñado con él, ¿y sus manos? Debo hacer esto, debo hacer lo otro. Quiero viajar. Voy a hablarle. Dejo el teléfono, lo vuelvo a coger. Me vuelvo a quejar, pero sonrío. Joder, Tatiana, no te soporto. Pero como te quiero, hija de puta. Me miro, tengo el culo gordo, pero me gustan mis curvas. ¿Si? Me lanzo un beso. Voy a la cocina. Café. Huele bien. Me muerdo el labio. Enciendo una vela. Abro un libro. ¿Dibujo? Me voy al sillón. Me hago la simpática, nadie me hace ni puta gracia. Vuelvo a mirar el móvil, es él. Sonrío por primera vez de verdad en todo el día, "a verla", me hago un selfie, me hago 10, decido qué foto enviar. Elijo la más ridícula. Respuesta. Sonrío otra vez, ¡su puñetera nación! Me pongo a trabajar. No rindo, no es suficiente. Me duele la cabeza. Ibuprofeno. Pies fríos. Me vuelvo a meter en la cama. "Hoy he pensado mucho en ti". Vuelvo a trabajar. Escribo tres líneas, dos de ellas copiadas literalmente. Me autoconvenzo, menos es nada. Hago la lista de la compra. Verdura. No me gusta el tomate, pero voy a comprar. Vuelvo a pensar. Necesito desconectar. Quiero viajar. Hago cuentas. Puedo viajar. Vuelvo a mirar el móvil. Odio las redes sociales, quiero desconectar. Me enfado. Necesito un abrazo. Mi compañera de piso me lo da. Sonrío, pero no sé por qué. Intento hacer balanza. Por supuesto que soy feliz. Sé que todo está en mis manos. Se acabó la autocompasión. Vuelvo a fijar metas. Quiero mejorar mi inglés. Quiero ser la mejor. Relájate, Tatiana. Paro, suspiro. ¿Cómo lo hago? Vuelvo a empezar... Se acabó. Me siento orgullosa. Y de repente me siento triste. Oh dios, necesito un puto abrazo. Me tumbo en la cama, miro mi habitación. Me encanta. ¿Cuándo coño arreglarán esas humedades? Hogar. Abro el portátil. Pienso en ver porno. Acabo poniendo algo de zombies en streaming. Necesito escribir. A nadie le importa. A mí no me importa que a nadie le importe. Sonrío. Me tumbo. Cierro los ojos, me toco el pelo. Se ilumina la pantalla de mi móvil. Lo ignoro. Abro una nueva pestaña. Cierro los ojos. No tengo nada interesante que contar. ¿Dónde cojones está mi inspiración? Vuelvo a sonreír. Escribo.

martes, 16 de febrero de 2016

Sevilla

Suena de fondo cualquier canción,
y tus pies se entrelazan con los míos en este diminuto colchón,
en la mesa dos cervezas casi tan calientes como mi piel,
tus manos en mi cintura y tu boca en mi cuello,
de luz dos velas que se consumen como el tiempo.

Y aprietas, cojo aire fuerte y me giro,
tus labios como primera parada,
mis ojos delatando intenciones,
y tu impaciencia agarrando fuerte.

Subo, 
es más divertido verte desde aquí arriba, 
tus manos se pierden en mi pelo
y mi única salida es enredar mi lengua con tus ganas.
Y muerdo.

Y como respuesta solo puedes decir:
"Despacio cariño, que esto no ha hecho más que empezar."

sábado, 6 de febrero de 2016

Improvisando.

Soy todas esas canciones que escucho y me recuerdan a ti,
como la coincidencia más idiota le dio la vuelta a esta vida,
como sin intentar poner remedio todo lo llevas a tu terreno,
como yo, con prudencia, 
me abalanzo sobre tus silencios,
los pongo de mi parte
y acabamos maullando en cualquier callejón de esta ciudad del sur,
como tú, con descaro y decisión, 
acabas haciendo de mis instintos un títere con solo tu mirada
y acabamos rugiéndonos en cualquier bar cutre de esta ciudad del sur.