Tumblr Mouse Cursors

sábado, 26 de diciembre de 2015

Timbrazos.

Estuve cerca del año encogiéndome cada vez que llamaban a la puerta y soñando que venías con el rabo entre las piernas -literal y metafóricamente hablando-  y me decías, entre otras muchas cosas, que yo y solo yo era la "mujer de tu vida". Era un remix entre imaginar que venias, me estampabas contra la pared, y sin mediar palabra me arrancabas las bragas de un zarpazo y follábamos como si no hubiera un mañana, y un tú cabizbajo, romántico y dulce, con declaración de amor y bombones incluidos.
Era como si de toda la parafernalia que me había inventado para soltar cada vez que estaba borracha ("eso ya está olvidado", "a rey muerto, rey puesto", "¿quién? No me suena ese nombre para nada") se me olvidara de un timbrazo, y me ponía a babear como el perro de Pavlov.



domingo, 13 de diciembre de 2015

Motivo nº1

Follábamos con una canción triste de fondo, 
¿cómo pretendías que lo nuestro saliera bien?
si a cada sinsentido le poníamos unos cuantos orgasmos de por medio,
como si fuese posible arreglar algo hecho añicos.



sábado, 5 de diciembre de 2015

364

 
Todos estos lugares tan familiares
están cada vez más vacíos de vicio,
como si desde aquel día las farolas se hubiesen apagado entre gemidos y lágrimas. 
Como si nunca te hubiese susurrado que no te fueras, o como si nunca me hubiese equivocado adrede de hora para escucharte dormir cinco minutos más, aunque eso implicase llegar tarde a cualquier lugar que no me importaba. No más que tu boca.
Parece que todo está tan frío como mis pies helados que exigían una tregua a tus  sábanas ardiendo, o mis pulmones encharcados de ti que pedían un alto al fuego a tus manos sobre mi. 
Todo esto se asemeja a mi no-manera de ser romántica, a mí forma de esconderme entre tu brazo izquierdo del mundo, a los miedos que te gritaban mis ojos cada vez que me alejaba 100 km.

Y ya no hay lugar al que quiera llamar hogar,
todo está gris desde que te fuiste de aquí,
porque 365 días no son suficientes para barrer un recuerdo,
y aquí a ratos huele a ti, a mí, a algo que algunos dicen que era de nosotros.
A algo que yo no consigo recordar,
pero ante todo,
tampoco consigo olvidar.