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martes, 30 de julio de 2013

Mentiras y otros disparates del siglo XXI.




"La primera mentira es pensar que un día puedes cambiar, no lo harás y tú lo sabes, eso nunca lo hizo nadie, ni lo hará."

Nadie cambia sin quererlo, recuérdalo. Y si no tiene los suficientes motivos para cambiar tampoco lo hará.
Entonces... ¿Para qué prometer algo que no llegará? Supongo que es más fácil ilusionar con mentiras que crear realidades. La mentira cae por su propio peso, el problema es que aunque la verdad es silenciosa a ojos de algunas personas es bastante escandalosa. Mentir es un arte de mal gusto, pero no deja de ser un arte.
Conclusión: No cambia quien puede, si no quien quiere.

"La segunda mentira es creer que el viento puede traer aire nuevo y refrescante, aire que limpie tu sangre, no lo crees."

Otra mentira cochina de la vida misma. El cambiar de aires no va a quitarte nunca algo que te atormenta, no vas a curarte de algo si no le pones solución, nada llega solo y no eres especial para que eso ocurra. No vas a desintoxicarte por arte de magia de algo que te envenena si no haces nada por mantenerlo fuera de tu vida y aún así te sientes una víctima por tener que soportar algo que tú mismo buscas...
Conclusión: El ser humano, ese ser tan... ¿Inteligente?

"La tercera mentira, esperar que el tiempo pueda curar las heridas de la carne, las que te haces con los años al andar."

Pero... ¿De verdad os creéis esa bazofia de que el tiempo todo lo cura? ¿Os pensáis que olvidar es tan fácil como formatear un disco duro? Que ridículo. OLVIDAMOS SÓLO LO QUE QUEREMOS OLVIDAR. 
El tiempo no cura nada, a veces cura más una buena patada en los cojones a tiempo o un vete a la mierda con gracia que esperar que el tiempo nos saque de la cabeza a esa persona que tanto nos ha jodido una y otra vez. No somos máquinas, no somos juguetes, pero nos tratamos como tal... ¿Y aún tenemos que tener fe en el ser humano como ser racional, comprensivo y social? Vamos, no me jodas. Somos el mayor mal para nosotros mismos, tenemos esa capacidad para putear al prójimo intrínseca e innata que se nos da muy bien utilizar.
Conclusión: Las heridas que mas duelen son las que más nos definen y las que menos queremos cerrar. 

Yo cada día pierdo un poco más la fe en todo esto, en el amor, en las personas, en la amistad, el esfuerzo y los valores. Me tiráis de cabeza a las trampas, los excesos y las mentiras (o caigo yo sola). Pero hay que frenar cuando coges cierta velocidad antes de estamparte, esperar a que las desilusiones lleguen solas y saber ante todo que llegarán, a saber por donde la gente va a hacerte daño para así evitar que lo hagan, a coger las decepciones de un puño y convertirlas en arena. Hacernos fuertes y conseguir que dentro de nosotros una luz siga brillando, esa luz que se llama esperanza.
Esperanza en que aún existen personas que se desviven por hacerte feliz, esperanza en aprender algún día que tú y sólo tú eres quien te acompañará siempre, los demás son meros espectadores de tu historia y que si te sale de ahí mismo eres libre de convertir tu historia en un drama, una novela de ciencia ficción o en una historia interminable si te apetece.

Agradece a esas personas que te lo ponen tan fácil para salir de tu vida si te están envenenando y sonríe por todo lo que se perderán, no llores, ni una lágrima más, ya que todo fue mentira, un producto vago de tu imaginación, porque no eres una máquina, no eres un juguete y te ilusiones, vives, sueñas y crees mentiras. Y sin remedio... también te crees que una verdad es mentira, como que algún día te quiso, como que algún día le importantes, prefieres creer que es mentira antes que saber que es verdad, porque así es más fácil, porque no quieres creerlo y porque ya es tarde, es hora de dormir.

Al menos... Aunque nuestros actos nos alejen, follar nos acerca lo suficiente.
Consuelo de tontos, lo sé, pero oye, mejor que nada es.


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